La incógnita quedó rápidamente despejada. Cuando el árbitro general de la serie leyó el papel y dijo “Andreas Seppi”, quedó determinado que Carlos Berlocq abrirá la acción en Mar del Plata. No hubo gesto alguno en la cara del capitán Martín Jaite. Tampoco en Berlocq. Menos aún en Juan Mónaco, obligado entonces a manejar la ansiedad de la espera para su juego contra Fabio Fognini. Como pocas veces el equipo argentino no tenía una preferencia respecto del orden de los partidos.
Desde la lógica previa, el primer punto aparece como el más favorable. Berlocq, con sus ganas, su poder fisico y su predisposición al esfuerzo, tiene frente a sí una inmensa oportunidad. Su tenis de pelotas profundas y pesadas puede desactivar la velocidad de movimientos y de impacto que caracterizan al italiano. Si toma la iniciativa llevará a Seppi a una fase defensiva en la que queda desactivada parte de su peligrosidad.
En el segundo punto, la historia puede llegar a contarse de maneras muy distintas. Fognini es el jugador destacado de la serie. Ahora sí, finalmente, su talento se refleja en varios items estadísticos que lo exhiben en el mejor momento de su carrera. Pico deberá jugar un partido muy anímico. Además de golpear bien la pelota y dejarlo todo, rubros imprescindibles, la clave de su rendimiento pasará por confiar que, independientemente de lo que diga su ranking, aún pertenece a esa elite en la que el italiano es un recién llegado. Si lo consigue, queda dicho, todo puede pasar.